La tercera permanencia

26 octubre 2013 § 1 comentario

Hoy recibió un sobre transparente, Bel. Transparente igual que la piel de la mujer que lo enviaba. Te regalo tu nombre, decía la nota contenida, plegada en forma de pájaro-recuerdo-de-estaciones-menos-áridas. Te regalo tu nombre.

Bel recuerda, viéndose las yemas de los dedos a través del sobre incoloro, el sonido que hacía la mujer al enroscarse los pies para salir al rescate siempre, aunque lloviera, aunque hubieran pasado trece meses y siete días desde la última lluvia ocular para la que tuvo que utilizar las botas de agua. Cómo de sólida era su voz a pesar de la transparencia del cuerpo al decir voy. El cobijo experto de quien sabe que está hecho para cuidar. El amor inequívoco, ingrávido, inevitable e injustificable.

sin razón,
sin tiempo
y sin espacio
que es la única
forma de querer.

Y también que hay otro sobre como ese en su caja de los tesoros. Uno que contiene caricias en el pelo y fragmentos de mapas secretos que debían volver y que al igual que el resto de las veces no quiso-no pudo-no supo acompañar de regreso a casa. Así que piensa ojalá la lluvia de nuevo aunque los pies descalzos, ojalá el leve chirrido de encaje que precede a la carrera de auxilio. Ojalá el abrazo y el té y los dulces.

Ojalá todo fueran cartas que se envían.

permanencia

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